miércoles, 25 de noviembre de 2009

Juegos Políticos Beijing 2008

Al hablar de deporte no sólo se habla de los espectáculos en los que prevalece la destreza, habilidad e inteligencia de un competidor (o equipo) sobre otro, sino que también se habla de política. Esta palabra se encuentra en cada rincón del planeta tierra y por mas que no nos demos cuenta, forma parte de cada una de las decisiones que tomamos día a día, en cualquier situación, ya sea laboral, doméstica o de otra índole. En el deporte la política muchas veces ocupa un rol importante. Los casos más recordados son los de los Juegos Olímpicos (JJOO) de Berlín en 1936 y el Mundial de fútbol en Argentina de 1978. El primero de estos, que se desarrolló en territorio alemán bajo gobierno de Adolf Hitler, buscó transmitirle al mundo el poderío del nazismo y la superioridad de la raza blanca por sobre la raza negra. Su estrategia se basó en realizar los mejores juegos hasta aquel momento, queriendo marcar un antes y un después, con sus grandes estadios y enormes monumentos. Pero Jesse Owens, atleta estadounidense de raza negra, con sus cuatro medallas doradas y el record mundial de los 200 metros llanos, le arruinó al nazismo lo que hasta el momento eran unos juegos perfectos. El caso del Mundial, en cambio, le ocultó a la gente la realidad que se vivía. El gobierno militar que encabezaba Jorge Videla hizo que se centrara la atención en aquel espectáculo y que se desvíen las miradas de la macabra situación que vivía el país a pocas cuadras del estadio Monumental donde Argentina conseguía su primer título mundial.
El 13 de julio de 2001 la mayoría de los miembros del COI (Comité Olímpico Internacional) votó a China para ser el país organizador de los juegos olímpicos del año 2008 y desde aquel momento se abrió el debate. Muchos eran los que no compartían esta postura y se oponían por estar en contra al régimen comunista que gobierna en la República Popular China. La dictadura existente en aquel país ostenta terribles sucesos como lo son el genocidio a los tibetanos, que se inició en 1951 y con casi 60 años de antigüedad se cobró más de un millón de victimas, y el genocidio a los practicantes del sistema de meditación Falun Gong. A estos últimos se los encierra en campos de concentración en donde son sometidos a choques eléctricos, posiciones que generan mucho dolor, alimentación forzada, quemaduras, y abuso sexual, entre otras. A las ya mencionadas técnicas de tortura se le suman asesinatos para la utilización de órganos, la censura, la inexistente libertad de expresión y la disidencia política. Es por todos estos hechos que una coalición internacional de derechos humanos compuesta por Olympic Watch, Reporteros Sin Fronteras, International Society for Human Rights, Solidarité Chine y Laogai Research Foudatio incitó a boicotear los Juegos Olímpicos de Beijing, argumentando que estos servían como propaganda política para el gobierno chino, tanto hacia adentro como hacia fuera del país.
Parece difícil comprender el porque de la designación de China como organizador, pero la decisión se basó en lo deportivo y no en lo política. Si bien es cierto que este país se ha desarrollado enormemente en el campo deportivo, en los últimos años, tampoco se puede obviar la situación por la que atraviesa, en donde no se respetan los derechos humanos ni la libertad de expresión, pero nadie tenía la certeza de que el boicot a estos juegos iba a ser la mejor alternativa. Quizás resultaba peor, porque al ponerse en contra del gobierno chino, estos hubiesen pensado que se trataba de una conspiración internacional y se podrían haber aislado políticamente, como lo hicieron hace unas décadas atrás. O nadie se quiso poner en contra de una potencia mundial ya sea por intereses comerciales o políticos. En caso que Gran Bretaña se hubiese sumado al boicot, ¿China tendría en mente asistir a los juegos de Londres en 2012? No pasa solamente por hechos políticos o deportivos, sino que va mucho mas allá de eso, en donde todo tiene un porque y seguramente a nadie le convenía ponerse en contra de de la gran potencia asiática por diferentes motivos
El trayecto de la antorcha olímpica por los 5 continentes generó caos en Londres y en París, en donde grupos de manifestantes defensores de los derechos humanos quisieron intervenir en el trayecto de esta y apagarla, cosa que finalmente no ocurrió. Todas estas hipótesis de boicot no fueron consumadas, pero la seguridad en todo lo que representó a esta competencia fue muy estricta. Como sucede desde hace mucho tiempo, la televisión (que es manipulada por el gobierno, como cualquier otro medio de comunicación) se emite con un retraso de entre 10 y 30 segundos, para evitar algún hecho que no esté en los planes. Estos juegos no fueron la excepción, y pese a que fue un tema muy discutido en la previa, el gobierno chino se rehusó a cambiar su postura y la televisación para todo el mundo llegó unos segundos en diferido. No por nada China gastó aproximadamente 41 mil millones (en Atenas 2004 fueron 14 mil millones y se cree que en Londres 2012 serán 15 mil 800 millones). El estadio Nido de Pájaro –la estructura más impresionante, en donde se realizó la ceremonia inaugural- y el Cubo de Agua –estadio donde se realizaron todas las competencias acuáticas- se colmaron de chinos esperando ver la bandera roja que los representa en lo más alto del mástil.
Por primera vez en la historia, China fue el ganador. Con 51 medallas de oro -100 en total- se impuso a las 26 preseas doradas de EEUU -110 en total- y terminó con el reinado de los norteamericanos, quienes se habían adueñado del primer lugar en los últimos tres Juegos Olímpicos. El podio lo completó la delegación rusa.

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